Último día de nuestra visita a la región de Aude.
Empezamos con una visita a la Abadía de Fontfroide. ¿Qué decir de esta abadía? Pues que es una abadía. Y poco más que añadir. Fue fundada como benedictina en el siglo XI por el vizconde de Narbona y acontecida cisterciense medio siglo después.
Patio de honor |
El claustro |
Más claustro |
Tras visitar la abadía, hemos ido a Narbona, a comer en Les Grands Buffets. Somos unos bribones, pero es que no podíamos evitarlo!
A punto de entrar |
Nota: tiene tanta demanda, que hay dos opciones de conseguir mesa para el día que quieres ir: o bien reservas con meses (meses! como 4 meses o más!) de antelación, o bien vas mirando frecuentemente la web para reservar cuando haya mesas liberadas. Como hay tanta demanda con antelación, y te cobran si no te presentas, hay muchas bajas continuamente, así que si estás atento, puedes conseguir mesa. Pero las mesas de última hora vuelan, así que requiere constancia! - cosa que tuvimos ;)
¿Qué decir de Les Grands Buffets? Pues que es un bufet espectacular, con marisco abundante (bogavantes, ostras, gambas, cangrejos, bueyes de mar, ...), foei-gras de varios tipos (el de trufa negra o el muscat de Rivesaltes, increíbles), 111 variedades de queso (récord Guiness), ancas de rana, caracoles de Bourgogne, fuente de chocolate, 50 pasteles caseros,... pues eso. ¿Qué decir?
Quizá sí; destacar el pato prensado (también llamado pato Tour d'Argent o pato a la sangre -canard au sang-), plato presentado y desarrollado ante los ojos de los clientes, respetando el ritual ancestral de los Maîtres Canardiers. Los cocineros de Les Grands Buffets usan la prensa de pato de la “Tour D’argent” y fueron formados especialmente por el Consulat des Canardiers de Rouen.
En fin, que tras hincharnos, continuamos e hicimos la última parada del viaje, el Castillo de Salses (Forteresse de Salses). Este castillo fue ordenado construir por Fernando II en 1497, para controlar el paso estrecho que comunicaba Francia con el reino de Catalunya y Aragón. Dicha construcción supuso el 20% del presupuesto anual de la Corona.
Como sucedió con los castillos cátaros, al firmarse el Tratado de los Pirineos en 1659, y desviarse la frontera hacia el sur, este castillo perdió su importancia estratégica.
Desgraciadamente, la entrada a la Torre del Homenaje está limitada a las visitas guiadas, que son solamente en francés, así que decidimos dar el viaje por finalizado, y volvernos a casa.
Lo mejor/La sorpresa del día: Pues Les Grands Buffets, claro. Porque hemos dicho ya que somos unos bribones?
Lo peor/La decepción: La visita a la Abadía. Curiosa, pero prescindible.
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