Tuesday, April 12, 2022

Aude. Jour 4: Les Grands Buffets y otras visitas relámpago

 Último día de nuestra visita a la región de Aude. 

Empezamos con una visita a la Abadía de Fontfroide. ¿Qué decir de esta abadía? Pues que es una abadía. Y poco más que añadir. Fue fundada como benedictina en el siglo XI por el vizconde de Narbona y acontecida cisterciense medio siglo después. 

Patio de honor


Con su zona para los monjes, y su zona para los legos (personas analfabetas de origen campesino, con obligaciones litúrgicas reducidas, y que se encargaban de las tareas agrícolas en las granjas). Como curiosidad, el callejón de los legos, un pasillo que bordea la despensa, frontera de los edificios conventuales y los de los legos, para que estos pudieran acceder a la despensa y a la iglesia, sin molestar a los monjes. Muy pocas abadías cistercenses han conservado su callejón, y ésta, con bóveda de medio cañón, es única. 

El claustro


También tiene una rosaleda con más de 2.500 rosales de 14 variedades distintas. Pero la verdad, o ya las han cortado para venderlas en Sant Jordi dentro de 2 semanas, o por las obras del parking, o porque este año ha sido mal año para las rosas de la abadía, pero no había ni una.


Más claustro

Tras visitar la abadía, hemos ido a Narbona, a comer en Les Grands Buffets. Somos unos bribones, pero es que no podíamos evitarlo! 
A punto de entrar

Nota: tiene tanta demanda, que hay dos opciones de conseguir mesa para el día que quieres ir: o bien reservas con meses (meses! como 4 meses o más!) de antelación, o bien vas mirando frecuentemente la web para reservar cuando haya mesas liberadas. Como hay tanta demanda con antelación, y te cobran si no te presentas, hay muchas bajas continuamente, así que si estás atento, puedes conseguir mesa. Pero las mesas de última hora vuelan, así que requiere constancia! - cosa que tuvimos ;)

¿Qué decir de Les Grands Buffets? Pues que es un bufet espectacular, con marisco abundante (bogavantes, ostras, gambas, cangrejos, bueyes de mar, ...), foei-gras de varios tipos (el de trufa negra o el muscat de Rivesaltes, increíbles), 111 variedades de queso (récord Guiness), ancas de rana, caracoles de Bourgogne, fuente de chocolate, 50 pasteles caseros,... pues eso. ¿Qué decir?

Peleando con el bogavante

Leo con sus chocolates

Nico autosuficiente, consiguiéndose viandas

Quizá sí; destacar el pato prensado (también llamado pato Tour d'Argent o pato a la sangre -canard au sang-), plato presentado y desarrollado ante los ojos de los clientes, respetando el ritual ancestral de los Maîtres Canardiers. Los cocineros de Les Grands Buffets usan la prensa de pato de la “Tour D’argent” y fueron formados especialmente por el Consulat des Canardiers de Rouen.

En fin, que tras hincharnos, continuamos e hicimos la última parada del viaje, el Castillo de Salses (Forteresse de Salses). Este castillo fue ordenado construir por Fernando II en 1497, para controlar el paso estrecho que comunicaba Francia con el reino de Catalunya y Aragón. Dicha construcción supuso el 20% del presupuesto anual de la Corona.

Ah! Si tuviésemos un palo de selfies...

Como sucedió con los castillos cátaros, al firmarse el Tratado de los Pirineos en 1659, y desviarse la frontera hacia el sur, este castillo perdió su importancia estratégica.

Vista de la entrada, desde la barbacana


Vista de la plaza de armas, desde la terraza del reducto

Desgraciadamente, la entrada a la Torre del Homenaje está limitada a las visitas guiadas, que son solamente en francés, así que decidimos dar el viaje por finalizado, y volvernos a casa.

Lo mejor/La sorpresa del día: Pues Les Grands Buffets, claro. Porque hemos dicho ya que somos unos bribones?

Lo peor/La decepción: La visita a la Abadía. Curiosa, pero prescindible.





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